viernes, 8 de marzo de 2013

EL ROMÁNICO

El origen del arte románico se sitúa en Francia e Inglaterra, siendo en Francia el país donde adquiere mayor desarrollo por lo que podría colocarse a la cabeza del estilo. La cronología abarcaría desde finales del siglo X hasta el XII, aunque en algunas zonas podría extenderse hasta el XIII.

La arquitectura románica

El Templo Románico es el monumento principal de la arquitectura
románica. Su planta suele ser de cruz latina, con una o varias naves
longitudinales: 1-3-5 y otra transversal o crucero. También hay templos con
planta de cruz griega y templos centralizados (baptisterios o iglesias octogonales
de templarios). Las cabeceras de las plantas longitudinales terminan en ábsides, normalmente
semicirculares, aunque el de la nave central suele ser mayor que los laterales. A veces se adosan
ábsides secundarios sobre los brazos del crucero o radiales sobre la girola o deambulatorio, nave
semicircular que rodea el ábside central por detrás.
 La nave central es más alta que las laterales lo que produce
al exterior un efecto volumétrico variado. El templo románico se
resuelve en un juego de volúmenes geométricos. Los muros
sobresalientes de la nave central se perforan por una banda de
ventanas que contribuyen a la iluminación del interior (esquema
típico de la planta basilical). Las naves laterales tienen en las grandes iglesias, dos pisos para
contrarrestar los empujes laterales de la nave central. Este segundo piso hace la función de tribuna y
tiene vanos abiertos a la nave central. Este conjunto de vanos de la tribuna se llama triforio y pasará
más esquematizado al Gótico.

File:Silos-Duda.jpgLa escultura románica.


El capitel románico está siempre decorado con figuras vegetales
o animales entrelazadas. También se recurre a los temas geométricos y,
de vez en cuando, se recurre a la figura humana. Son frecuentes las
figuras fantásticas, monstruos, dragones, etc, que además de desempeñar
un papel decorativo cumplen una función expresiva y simbólica:
atemorizar a los fieles, asociar el monstruo con el pecado, incluso con el pecador, hacer la religión
oscurantista y misteriosa. El capitel cumple, por lo tanto, con una función didáctica importante dentro
de la gran masa de analfabetos. La verdadera simbología iconográfica sólo era conocida por los
monjes, su relación con mitos, leyendas y creencias que hoy han
desaparecido por completo. Cuando los capiteles se decoran con
figuras humanas, el artista emplea escenas de tipo religioso extraídas
del Antiguo y del Nuevo Testamento o de las Hagiografías más
importantes. A veces se completa esta enseñanza religiosa con
alegorías sobre los pecados, los vicios, las virtudes, el destino, etc.

La pintura románica.

La pintura románica es igualmente decorativa. No se concibe como arte autónomo y no tiene
importancia en sí misma sino como ornamentación de paredes dentro del templo. Tiene su origen
directo en las miniaturas bizantinas que luego pasan a los monjes prerrománicos de la primera Edad
Media. Son miniaturas de manuscritos de donde el pintor románico extrae técnicas y temas. Él sólo
tiene que continuar esa tradición y traspasar los límites de la miniatura para realizar los murales al
fresco que decoraban la mayoría de los templos románicos.


La pintura es, como la escultura, de tipo simbólico y no se preocupa del
aspecto naturalista o estético de las figuras. La realidad no les interesa porque
tanto santos, como ángeles, como la figura de Cristo o la de la Virgen
pertenecen a un mundo platónico, el de las ideas, y no se parece en nada al real
o sensitivo. por eso la pintura utiliza la realidad sólo como soporte hacia el
mundo que hay por encima. Los personajes tienen casi todos las mismas
proporciones y gestos, son sólo figuras convencionales y colectivas.


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